miércoles, 30 de diciembre de 2009

Málaga y alrededores






Hace más de un mes que no he añadido ninguna entrada en el blog, lo que significa que he tenido suficiente trabajo para ir retrasando esta actividad. Así que aprovecho y empiezo una serie de entradas a propósito de una visita a Málaga que hicimos a finales de Octubre.
Esta va sobre Málaga capital. Ya habíamos estado. Ya habíamos visto "La Malagueta", la plaza de toros de Málaga, desde el castillo de Gibralfaro y el parador de turismo (es una vista que explica perféctamente la perspectiva que utiliza Picasso en sus pinturas sobre toros y toreros) Habíamos visto la calle Larios, la plaza de la Merced, e incluso su feria de Agosto (mucho más accesible que la de Sevilla). así que ya teníamos una idea de la ciudad. Sin embargo al volver hemos conocido su vitalidad cultural, la vida en la calle, su ambiente de serenidad frente al mar.
Y si la forma de vida era esperable no lo era su importante actividad cultural, con actividades que llenaban toda la semana, actuaciones musicales casi cada día, su museo de arte moderno, etc. Ha sido una muy grata sorpresa y ha colocado a Málaga entre nuestros destinos preferidos para pasar unos días con buen clima.
Y por si fuera poco cerca están Nerja, con unas cuevas que dejan chico cualquier adjetivo, en particular la sala del Cataclismo, un nombre totalmente apropiado. Se puede ver hacer una visita virtual desde http://www.ar-studio.com.es/cuevadenerja/ pero se corre el riesgo de quedar enganchado.
Y hacia el oeste Mijas, que en la zona de costa tiene el teatro Las Lagunas con un festival de jazz que vale la pena y una actuación de danza que nos dejó muy buen recuerdo

jueves, 19 de noviembre de 2009

Restaurante El Goloso, en Pamplona


El Obrador es una pastelería conocida en todo Pamplona regentada por Alfredo Ansa, discipulo de Paco Torreblanca (ver el enlace, vale la pena). Torreblanca es considerado uno de los grandes pasteleros a nivel mundial, y Ansa realiza sus elaboraciones con el mismo estilo: una presencia extraordinariamente cuidada y unos sabores poco sutiles para mi gusto, posiblemente por conseguir la belleza estética. Eso no cuestiona su valia, bien reconocida, sino mi gusto. Precisamente esta larga introducción tiene como objetivo recordar a los pamploneses la valía de esta pastelería.

Pero esta entrada es para hablar de El Goloso, el bar-de-tapas-raciones-restaurante que han abierto junto al local de la calle Aoiz.

El Goloso es un local moderno, muy moderno, con una estética muy agradable e informal y un servicio muy atento. Está teniendo un gran éxito y es imposible conseguir mesa sin reservar. Su éxito se basa en unos productos muy bien elaborados y presentados, en raciones o platos a precios muy razonables.

Totalmente recomendable, atienden muy bien a los celiacos, con postres específicos y platos señalados en la carta.

Escalibada con atún, fundido de quesos, cebolla asada, helado de avellana, 2 copas de vino blanco y dos aguas fueron 20.30 euros.

Pamplona C/Aoiz 12 31004 Pamplona Tel 948 153 158

(la imagen no tiene que ver con el local, pero es de Pamplona)

martes, 10 de noviembre de 2009

Pekín día 16. La vuelta y una noche forzada en Helsinki


Esta entrada es muy corta. El vuelo salió con mucho retraso y tuvimos que hacer noche en Helsinki. Pongo unas fotos del aeropuerto y cierro el viaje.
Hemos disfrutado de 14 días en Pekín y 2 de viaje sin conocer el mandarín, entendiéndonos con dificultades con los amables chinos, y hemos conocido una cultura que arranca de hace más de 20 siglos pero que ahora está en una evolución vertiginosa.

Pekín día 15. De compras. Algunas estrategias. La honradez de los taxistas.


Hoy por la mañana han marchado nuestros amigos, que van a pasar unos días en Sanghai.
Y nosotros como ya hemos hecho mucha visita hemos dejado este día para las compras, incluyendo maletas nuevas, unos cuantos relojes y mil cosas más.
Fuimos a Sanlitun, porque además teníamos que recoger los trajes, y ya compramos todo.
No somos ningunos expertos pero una buena técnica es ir en pareja. Se ofrece por ejemplo una sexta parte, o una octava. Uno de los dos (yo en nuestro caso) se hace el despistado, mira otras cosas, tontea y de vez en cuando se acerca, pregunta como va y cuando se lo dicen expresa, educadamente, su hilaridad por lo desmesurado del precio. El siguiente paso es irse, y esperar a que “¡amigo, amigo!” te llamen para ajustarlo. Y dos cosas:
- No estamos abusando de ellos, ganan dinero con la venta. Otra cosa son las condiciones de los vendedores, por eso se les debe tratar con total respeto y simpatía. Pasan allí todo el día, 12 horas, y cuando les hablamos de vacaciones se rieron, no tienen.
- En la vorágine de la negociación, con la calculadora echando humo, debemos tener siempre presente el cambio en euros y su valor en España, porque a veces pagas lo mismo que pagarías aquí.
Finalmente que nadie espere buenos productos. Quizás la ropa sea aceptable, aunque aquí tenemos cadenas que tiene ropa más segura a precio solo algo más caro, y allí lo barato no es precisamente lo que está a la última moda, aunque la gente iba loca buscando las camisetas más “in”. Los relojes pueden ser un ejemplo; cuando se abre la tapa se ve una maquinaria de reloj de mercadillo, aunque la apariencia sea tan espectacular casi como en los originales. Incluso en un frasco de perfume que compramos en las tiendas del aeropuerto, precio europeo, se estropeó al segundo día el pulsador. Seguro que hay personas que han comprado maravillas, pero no es lo habitual. Hay que ir a comprar para divertirse, comprar algún recuerdo, si se quiere algo de ropa, y sobretodo por ver el espectáculo.
Cargamos todas las compras en las maletas que compramos y volvimos a casa en taxi. Cuando llegamos pagamos la carrera y nos fuimos hacia casa, y 10 minutos más tarde nos dimos cuenta de que habíamos dejado las maletas en el taxi. Volvimos corriendo donde nos había dejado y el taxi, que estaba detenido a unos metros, se acercó y el taxista nos entregó las maletas. Malas lenguas dicen que es porque el robo está castigado con penas muy fuertes. Yo prefiero creer que son honrados.
Tarde de preparar maletas, comprobar los pesos, y a dormir.

Pekin día 14. A la muralla y a las tumbas Ming.











Para completar el tour turístico de lo más famoso hoy vamos a visitar la Gran Muralla y las tumbas Ming.
La Gran Muralla tiene muchos tramos visitables. Los más frecuentados desde Pekín son Badaling y Mutianyu. Para visitar la Muralla hay que contar con que es una construcción defensiva, y por lo tanto recorría las crestas de los montes. Quiero decir que subir puede ser una paliza, y recorrerla puede hacerse duro o al menos cansado. Por eso hemos elegido Mutianyu porque desde el aparcamiento tiene un telesilla que te sube.
Está a 90 kilómetros por lo que hay que buscarse trasporte. Hay la opción autobús turístico, que se contrata en la esquina suroeste de la plaza de Tiananmen (lo hemos citado en la entrada Pekín día 2) y que vale 150 yuanes por persona, incluyendo las tumbas Ming y las visitas a las factorías de productos turísticos. Pero como nosotros somos 4 hemos preferido la opción limusina, que sale a 600 yuanes por todo el día de llevarte donde quieras ir, en este caso a la Muralla y las tumbas. En primer lugar hemos probado el taxi, pero al taxista no se le veía nada entusiasmado de pasar el día con nosotros, así que nos hemos decantado por la limusina, que además pedía el mismo precio. Las limusinas están en las puertas de todos los hoteles y supongo que en más sitios.
Así que, una vez acordado todo con el conductor nos vamos para allá y después de casi una hora por autopistas y buenas carreteras llegamos a Mutianyu. El acceso es a través de una calle con vendedores de souvenirs, frutas, paraguas, etc. Y allí eliges telesilla o teleférico y si bajarás por el mismo camino o por un tobogán gigante, de 1500 metros de recorrido. La Muralla tiene en ese tramo unos 2500 metros, que no hay que recorrer todos. Subimos en telesilla, triscamos por escaleras infernales (hasta el punto que podías a veces ayudarte con las manos), recorrimos varias atalayas y disfrutamos de unas vistas espléndidas, y de conocer una construcción mítica, donde te haces cruces de las condiciones de vida de sus guardianes.
La bajada la hicimos en el tobogán. Es un tobogán normal, donde te deslizas sentado en una plataforma que lleva un regulador de velocidad pero que es “a lo china”, de kilómetro y medio.
Despues a las tumbas Ming. Nuestro conductor no parecía muy avezado y dimos algunas vueltas, así que llegamos a la tarde y solo hemos visitado una, la de Dang Ling. A través de un parque en una ladera, con miradores, torres, laguitos, etcétera, llagas a una construcción subterránea y bajas a la impresionante galería mortuoria. Y allí acabas de entender porque se creían dioses. Una enorme cámara, mármoles, estelas, y recuerdos de las riquezas con que se enterraban Salimos hacia la Via Sacra (el coche te puede dejar en un extremo y recogerte en otro) que es la vía de acceso a toda el área donde se situaban las tumbas y que está flanqueada por estatuas de animales. Así que el emperador vivía en la Ciudad Prohibida, viajaba a visitar su tumba y para eso pasaba a través de la Vía Sacra, comprobaba la grandiosidad de su futura tumba y se creía un dios, solo que mortal.
Y después ya para Beijing. Llegamos en pleno atasco y nos costó hora y media llegar a Sanlitung, a probarnos los trajes que habíamos comprado el día anterior. Mas compras y cena en Tairyo, una cadena Japonesa que sirve Teppanyaki. Es precio único, 168 yuanes, eliges lo que quieres comer y lo que quieres beber, y un cocinero te lo va haciendo delante de ti en la plancha. Servicio muy atento y muy facilitador. Vale la pena. La web es http://www.tairyo.cn/ pero es facilísimo de localizar, esta en el edificio que queda enfrente de la puerta este del estadio de los trabajadores (había partido de fútbol, por cierto).

lunes, 9 de noviembre de 2009

Pekin día 13. Por fin la Ciudad Prohibida
















Hemos empezado el día con la visita a la Ciudad Prohibida, Museo del Palacio según la nomenclatura oficial. Zou Enlahai la salvo de la banda de los cuatro permitiendo que haya llegado hasta nuestros días. Es el centro de la cultura y del turismo chino, y algunas estimaciones cifran en 50.000 visitantes día, chinos en su gran mayoría.
De lo que si que doy fe es de que cuando nosotros hemos estado éramos unos de esos 50.000. La impresión es la ya habitual: miles de chinos y algunos extranjeros (aquí más).
Una buena visita virtual se puede hacer desde la página oficial en inglés http://newweb.dpm.org.cn/shtml/2/@/8797.html o dándose una vuelta por la wikipedia http://es.wikipedia.org/wiki/Ciudad_Prohibida
Su estructura es la habitual, puertas, explanadas y salas, pero en otra dimensión más grandiosa. Desde luego es un lugar grandioso. Y desde luego sentarse en esos tronos, ver esas explanadas llenas de gente a su servicio, tener poder sobre vidas y haciendas y todo eso mamarlo desde niño, puede justificar que el emperador se sintiera dios.
Y de alli a comer al Beijing Dadong Roast Duck, en Dongchen (parece que hay varios) con un chef que seguro que tiene estrellas michelin y que sirve el que se considera el mejor pato, mejor que los quanjude, que son los más publicitados. Caro para aquí, barato para allí, y el pato muy bueno, así como los entrantes que hemos pedido. Acaban la comida con un sorbete de maíz, difícil de tomar y un plato con frutas. Servicio aceptable y lavabos excepcionales para la zona y muy buenos para Europa. Tres entrantes, un pato para 4 (queda un poco escaso), 5 cervezas y una cocacola, con el sorbete y la fruta que van incluidos, menos de 600 yuanes.
Despues de comer compras en Sanlitun. Me compro un traje y dejo a los demás de compras mientras me voy a tomar un café a Starboucks. Un tipo me hace un retrato y se queda media hora hablándome, hasta que le convenzo de que no le entiendo nada.
De allí al lago, cena en la orilla, muy agradable, y ultimas compras en Xandai Xie Jie, que cerramos prácticamente nosotros.





Taxi y a casa.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Pekín día 12. Llegan los amigos y vamos a la opera china
















Esta mañana a la una han llegado nuestros amigos, pero no hemos podido ir a recibirlos al aeropuerto porque teníamos la visita del medico de medicina tradicional china.
Ha sido un poco fiascos. La medicina tradicional china no trata muchos procesos, ya que los remite a la utilización de medicamentos. En cuanto a sus posibilidades diagnosticas supongo que ya no quedan médicos que te toman le pulso durante media hora. Ahora si se tienes parestesias en los dedos de los pies indican radiografía o resonancia de la región lumbar. En cuanto a sus posibilidades terapéuticas se limitan a decocciones o manipulaciones de tipo osteopatía.
Luego ya han llegado los amigos, hemos comido en casa un arroz que he preparado con verduras y unas setas picantes, siesta y a recorrer la ciudad.
Hemos ido al Liuchan Theatre para ver opera tradicional. Ya decía la guía que era turístico, y el teatro no engañaba, esta en el hall de un hotel de precios europeos (tres cervezas y un café con leche 160 yuanes). Al entrar se puede ver el proceso de maquillaje de los actores. Empieza el espectáculo con una pequeña obertura por parte de la orquesta de 7 miembros, se sigue de una pieza de 20 minutos sobre una mujer que va a buscar a su amado y la lleva un barquero, y después la pieza fuerte, aparece Buda y se queja del rey mono, a quien van a buscar para castigarlo 18 guerreros. La siguiente media hora es el rey mono haciendo acrobacias guerreras con los 18 guerreros. Nada del otro mundo. Cualquier acróbata callejero lo hace igual. Además el publico, chino en su gran mayoría, ha seguido el espectáculo con gran formalidad, sin el barullo que debería acompañar una representación teatral según se dice. Total que ha resultado un poco sosito. No lo recomendamos. Y la entrada media nos ha costado 280 yuanes, para que luego nos quejemos de las entradas al Cirque du Soleil.
Mientras esperábamos para entrar en el teatro hemos ido andando por los hutongs de Quianmen y ha resultado una experiencia muy singular. Fue aquí donde me di cuenta de porque no entendía esta ciudad. Hay tiendas de todo en todas partes, pero son para los chinos, que tienen una vida callejera extraordinaria, compran de todo, se masajean, etc. De los hutongs hemos salido a Tianammen, y la hemos contemplado desde una esquina.
Después del teatro taxi a Sanlitun, para conocer el centro comercial, y cena en el Bocata. Y a casa, que los amigos notan el jetlag.

Pekín dia 11. La zona de Liulichang Xijie y Liulichang Donglie. Caligrafia y pintura china.




Ya vamos tomándonos las cosas con mucha más calma, y hoy solo hemos hecho una visita a Liuchang, una calle de galerías y tiendas de caligrafía y pintura tradicionales. Algunas de las tiendas son recomendables, pero difíciles de explicar donde están porque sus tarjetas están en mandarin y sus webs tambien. Como fuimos en metro, bajamos en Hepingmen y bajamos hacia el sur por la calle Narxinjua Xie hasta llegar a Liulichan, que se cruza. La del este es Xijie y hay hemos estado en la primera tienda entrando ala izda de la calle. Es una tienda de material para caligrafía, grabado, pintura, sellos, etc. Los materiales que venden son serios, no como los de los centros comerciales, y son tan baratos o mas. Su web, por si tenéis interés, es www.zgsd.net pero yo no encuentro el botón de traducción al ingles en toda la pagina.
En esa misma calle, mas adelante a la derecha, bajo un rotulo de Cathai bookstore (que no esta ahí, pero si su rotulo) hay una galería con obras muy buenas, que pueden llegar a valer mas de 100.000 euros. Me han gustado dos retratos con unas expresiones muy logradas, pero mi presupuesto no esta para esas alegrías. Hay, mezclados, galerías serias, tiendas que venden obra menor y caligrafías baratas, algunos anticuarios y (supongo por los precios) pseudoanticuarios, etc.
En el lado oeste, Donglie, solo hemos entrado en una, que entregaba su tarjeta como LAI XUN GE, Cathay Bookshop, donde hemos comprado un par de cuadernos para aprendizaje, con unas laminas muy graciosas. De todas formas entrando en Cathay Bookshop Pekin salen resultados interesante en google que lo explican mucho mejor
Así que para comprar caligrafías o cuadros mas serios o el típico material de tinta, tintero, sello y tinta roja, pinceles etc, mucho mejor y mas serio aquí que en otra parte.
Luego nos hemos ido a comer-cenar (eran las 5) a la zona de Sanlitun, al Bocata. Bien, ensaladas y patatas fritas que llevan fama aquí. Sin mas y a precio casi europeo, pero un descanso después de una sesión de compras y visitas.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Pekín día 10. El distrito 786 y el East Shore live jazz











Después de nuestra espectacular llegada a casa en la limusina de nuestras compañeras de cabina, descansamos un poquito y nos fuimos a una visita que nos parecía muy interesante a priori, y que no nos defraudó: el distrito 786.
Se trata de unas antiguas instalaciones industriales, que incluyen incluso la estación de tren restaurada, ocupada exclusivamente por galerias de arte moderno, bares y restaurantes y tiendas a la última. Decenas y decenas de galerías con propuestas de todo tipo, desde revival comunista maoísta o interpretaciones más o menos desenfadas de esa época hasta las propuestas más rompedoras y mejor producidas. Hay que destacar sin duda el UCCA, Ullens Centeer for Contemporary Art, una galería creada por los esposos Ullens para dar cabida a lo mejor del arte chino actual. En el momento en el que la visitamos tenía 4 exposiciones, todas ellas interesantes y de alta calidad formal. Pasamos la mañana, comimos algo (los precios son europeos), nos cansamos de deambular entre piezas artísticas y volvimos a casa a descansar.
A la tarde devolvimos, sin problema, dos reloges que no funcionaban bien. Los relojes hay que comprobarlos antes de volver a España, ya que son de muy mala calidad. Los hay de cuerda (no gira el segundero o no lo hay) y de pila. Se pueden distinguir además porque al girar la corona del de cuerda se nota el paso de los dientes. Y si alguien duda de mi afirmación a propósito de los relojes le sugiero que abra uno para ver el mecanismo.
Del mercado nos fuimos a buscar el teatro de la opera Zhenguici pero esta ba cerrado (la Lonely falla bastante), y como esta cerca echamos un vistazo a la zona de Liulichan, anticuarios y artes graficas, pero todo estaba ya cerrado.
Volvemos al lago Qianhay, cenamos en una terraza, muy agradable.Y a las 10,30 a oir jazz al East Shore live jazz, muy bien, Tiene actuaciones de jueves a domingo, a las 10. No se paga entrada y las bebidas están bien de precio. El grupo muy bueno, El saxo es el dueño del local. Podéis encontrar mas información buscando East Shore LiveJazz Pekin, pero no he encontrado web propia.
Taxi y a casa.

martes, 3 de noviembre de 2009

Pekín día 9. Xian. La hospitalidad china
















Llegamos a Xian a las 9.30. Otra estación atestada y con mil ofertas para ir a visitar los guerreros. Como ya nos las sabemos, salimos y después de tomar un café en un Mc Donals donde la gente toma sus fideos, y de conseguir un plano en pinyin en una agencia de viajes, un taxi nos lleva hasta la excavaciones (están a 50 kilometros, nos cuesta 74 yuanes mas los peajes de ida y vuelta, total 95 yuanes, 9 euros).
La visita está muy bien montada. Tras el aparcamiento están las taquillas. Una vez pasado el acceso se camina por una calle de puestos de recuerdos turísticos y de comidas, y se llega a los 3 edificios que protegen las excavaciones. Somos algunos visitantes extranjeros (expatriados en su lenguaje) y sigue habiendo muchísimos visitantes chinos.
La visita a los guerreros es muy interesante. El edificio que mostramos en las fotografías, la zona 1, es desde luego espectacular. Los otros dos edificios tienen menos importancia arqueológica pero lo compensan con tiendas, fotografías o figuras que explican la importancia de lo hallado. Cualquier prohibición de hacer fotos es puramente anecdótica. Supongo que se refiera a hacer un reportaje profesional porque a los demás nos dejan, con o sin flash. No nos extendemos en los aspectos turísticos, os remitimos a los enlaces de la entrada “Pekín día 1”
A la salida volvimos a Xian en el 306, autobús Estación de Xain-Guerreros, 16 yuanes por los dos. Bajamos antes del final porque hay un mercado de zapatos mutitudinario, con cientos de puestos donde además de vender a particulares deben de proveerse de mercancía los zapateros de media China. Caminamos entre la gente hasta llegar a la muralla, algunas personas hacen ejercicio (siempre, en todos los parques, alguien hace ejercicios).
Comida en un restaurante de “Caldero Caliente”, una cadena que tiene web, http://www.haidilaohuoguo.com/. Eliges un caldo, eliges lo que vas a echar al caldo y comerte una vez hervido, eliges las salsas y te traen un enorme barreño de caldo hirviendo, que se mantiene hirviendo con un hornillo en la mesa, donde introduces lo que vas a comer, lo recuperas y lo aliñas con tus salsas. Como si no vas avisado no entiendes nada, un camarero pasó toda la comida con nosotros enseñándonos y haciendo, la amabilidad es extrema.
Xian es una ciudad con sus encantos propios, además de los guerreros, así que tras la comida dimosun paseo bajo una fina lluvia hasta las torres de la campana y el tambor. No llegamos a la Gran Mezquita por falta de tiempo, así que tomamos un motocarrotaxi pequeño y decrépito que nos llevó infringiendo todas las normas de trafico y de prudencia que existe, y alguna mas, hasta la estación. Fue emocionante, con cruces de lado a lado de las grandes avenidas, pasos por delante de quienes venían en sentido contrario,…40 yuanes por el trayecto (en taxi menos de 20, pero no se veían) y las emociones incluidas en el precio.
A la vuelta, en cabina con 4 literas, entablamos algo parecido a una conversación con las dos mujeres que venían. Eran funcionarias de Educhina, una organización que parece dedicarse a apoyo a la educación. Sin más, nos regalan una marioneta de sombras muy bien preparada, fueron a buscan dos estudiantes con algún conocimiento de inglés que iban con ellas y estuvimos dos horas hablando. (las ceremonias inaugurales de los juegos olímpicos de Barcelona y Pekín son un buen tema de conversación). Cuando les informamos de que teníamos cierto interés en visitar el “hombre de Pekín” rápidamente insistieron en montar un viaje con un traductor para llevarnos a verlo, pero como no les aseguramos que fuéramos a hacer esa excursión insistieron en, al menos, llevarnos a casa en su coche desde la estación. Finalmente nos fuimos todos a dormir. Dormimos bien, pero las literas son duras.Y al llegar a Pekín un Buik enorme y recién salido de fábrica, con detalles de madera de brezo en el salpicadero, asientos de cuero y cualquier otro detalle que pudiera pedírsele, nos estaba esperando y nos llevó por fin a casa.

domingo, 18 de octubre de 2009

Pekín día 8. El Templo de los Lamas y el de Confucio. Se nos va la luz. Salimos para Xian.











El templo de los Lamas, Yonghegong, está en la Yonghegong Dajie, una de las avenidas conocidas por sus tiendas religiosas, sus calígrafos, libreros, etc. A cinco minutos andando está el Templo de Confucio, Kong Miao, en la deliciosa Guozijian Jie, en un tranquilo hutong.
El Templo de los Lamas, en el centro de la ciudad, es un lugar de culto muy activo, donde aparte de algunos turistas la gente va a rezar. Es un templo grande, con 3 arcos y 5 salas, con algunas imágenes grandiosas como un Buda en madera de sándalo de 18 metros o la de bronce de Tsong Khapa, el fundador de la secta de los gorros amarillos. Tranquilo y con detalles muy bonitos, con árboles centenarios en sus patios, destaca por la gran afluencia de fieles. No permiten hacer fotos, más o menos, pero la entrada incluye un pequeño cd con un video del templo.
Muy cerca está el Templo de Confucio, un enclave de tranquilidad. Pasear por sus pabellones y entre los cipreses, contemplar la estatua de Kongzi (Confucio) o las estelas de los patios es una bonita experiencia. En este templo tuvieron lugar algunos episodios de la brutal represión de la Revolución Cultural. (La pequeña novel “Adios a mi concubina” puede ayudar a entender lo que fue al opera de Pekín y la Revolución Cultural).
Y a la salida del templo un corto paseo por Guozijian Jie, o entrar en la Confucian Tea House, la casa de té que hay enfrente del templo, donde ser atendido por su personal, expertos (mejor dicho expertas, son mujeres) que nos guiaran por una completa ceremonia del té. Una ventaja adicional, los lavabos están perfectos. Tienen web, http://www.eatea.com.cn/ pero solo está en mandarín.
Después de esta relajante mañana volvimos a comer a casa y a la tarde pasamos uno de los episodios más curiosos. Ya nos había advertido el propietario de la casa donde estábamos que la corriente eléctrica va con prepago. Con una tarjeta azul se va a un cajero de una red bancaria que está por todas partes y allí prepagas una cantidad de electricidad. El problema es que, entre que previo a nosotros hubo otro visitante y que el aire acondicionado era muy necesario, nos comimos todo lo prepagado y, sin previo aviso, nos quedamos a media tarde sin corriente eléctrica. No encontramos la tarjeta y Xiao Duan, la persona que venía a dar de comer a la tortuga y el pez de la casa, no vendría hasta el día siguiente. Así que tuvimos que preparar la mochila para el viaje a Xian y al anochecer dejar la casa. Cuando volvimos ya la corriente se había restablecido.
Temprano a la estación, el ritual del arco detector de metales y la espera en la enorme y atestada sala de espera, y a nuestro departamento de literas blandas. Era un autentico departamento de coche-cama, con dos literas (duras aunque les llamen blandas), mesita, sillon y lavabo propio. Lectura y a dormir.




domingo, 4 de octubre de 2009

Pekin dia 7 Templo Dongyue y parque Ritan en la zona de Chaoyang. Embajadas, bagueterie y compras.















El séptimo día ha sido tranquilo. Ya estamos adaptados a la ciudad y conocemos sus líneas generales, y ya tenemos nuestra experiencia ferroviaria. Así que decidimos hacer alguna visita cómoda e ir de compras al Mercado de la Seda
Así que por la mañana nos acercamos a ver el templo Donyue, en pleno centro de la ciudad. El templo está cortado en dos por la Chaoyangmenwai Dajie, que deja en un lado el arco ceremonial de acceso y todo el resto del templo en el sur. El arco ceremonial, aislado en medio de una avenida, nos recordó la puerta del Carmen de Zaragoza. Es un santuario taoista, cuya originalidad estriba en la multitud de pequeñas capillas dedicadas a la Vida y la Muerte, al Juicio Final, a las 15 Formas de Muerte Violenta, a los Enfermos Graves, etc. Cada una de ellas con estatuas alusivas cubriendo las paredes y que a mi, con perdón, me recuerdan los ninots de Valencia aunque sean totalmente realistas.
Cumplida la visita, desde el templo nos dirigimos hacia el sur, para atravesar el parque Ritan y llegar al mercado.
El parque, como todos los parques que hemos visto en Pekín, es más o menos grande, muy bonito y muy bien cuidado. Desde la mañana están ocupados por personas que hacen sus ejercicios, descansan, leen o, en este caso, vuelan cometas. El parque Ritan tiene en su interior una amplia plaza con un altar cuadrado, en la que los adultos vuelan sus cometes, algunas de ellas artesanas y terriblemente simples aunque, eso si, con unos sistemas para largar y recoger el hilo que denotan la gran afición de los chinos por esta actividad.. Los lagos interiores, los nenúfares, los pequeños templetes y sobretodo la tranquilidad, envueltos en la agitación febril de Pekín que no llega a ellos.
A través del parque llegamos a la zona de las embajadas en Sanlitun, con calles tranquilas y arboladas, discretamente vigilada por uniformados muy jóvenes, que nos parecen soldados y no policías. Nos ha llamado la atención dos cosas sobre los soldados (o los policías, no logramos distinguir): los que se ven son muy jóvenes y no se les tiene ningún respeto especial. Eso nos hace pensar que sean soldados de reemplazo.
Y antes de entrar en el Mercado de la Seda almuerzo en una Paris Baguette, que está en Pekín pero podría estar en Paris o en Madrid. Posiblemente la de Pekín sería la más limpia. Y los precios como de París o de Madrid.
El Mercado de la Seda Xiushui es el otro gran centro de compra que hemos conocido. Tan rico en oferta como el de Yashou pero con cubículos más amplios y autenticas tiendas. Hay buenas sastrerías donde hoy te toman mediadas para un traje, mañana te lo prueban y pasado te lo llevas hecho por 50 euros. El último piso es muy peculiar. Sus pasillos y las grandes tiendas que lo ocupan están muy tranquilos, casi solitarios, y eso lo hace muy atractivo para los que no gustamos del barullo. Sin embargo la tranquilidad es solo aparente. En cuanto te captan te invitan a entrar en sus pequeños almacenes donde el regateo, y la calidad de lo que se compra, es ya solo algo menor que en los de los pisos inferiores, aunque tu te sientas tratado como un cliente especial. Maletas y bolsas, artesanía, joyas y relojes copan esta última planta. De las compras hablaremos en la última entrada.
Ya en la tarde noche dimos uno paseo por los alrededores de nuestra casa y aprovechamos para comprar el dvd de la película Diario de Motocicleta, sobre la juventud del Ché, que desafortunadamente no pudimos ver hasta el final porquela grabación estaba cortada.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Segovia, de fin de semana (y unos comentarios sobre restaurantes)





Como he comentado en la entrada anterior hemos estado en Segovia, y eso bien vale una reseña.
Segovia es una ciudad pequeña, de algo más de 50.000 habitantes según la wikipedia, y que se merece una web promocional algo más atractiva que la que tiene.
Desde luego la estrella de la ciudad es el acueducto, impresionante en su altura y esbeltez, pero que corta en dos la ciudad para la circulación rodada, lo cual es un poco molesto. Sin embargo cuando se llega a destino es probable que ya no haya que tocar el coche, ya que lo más importante se encierra casi exclusivamente dentro de su casco histórico, y este es muy fácil y muy agradable de pasear. Las guías hablan de 3 itinerarios, del Acueducto a la Catedral, la Judería y el Barrio de los Caballeros, todos dentro del citado centro histórico, y que se pueden visitar tranquilamente en una jornada. La catedral es una construcción de estilo gótico grandiosa y bella en su estructura, aunque su interior no es apasionante. En un extremo de las murallas el Alcazar, muy ligado a la historia de España pero que no logro evitar verlo como una construcción de juguete, aunque reconozco su belleza, sobretodo cuando se ve desde la vega del río.
Pero para mi lo más atractivo de Segovia es pasearla tranquilamente e ir descubriendo sus iglesias románicas, bellísimas todas. Ya fuera del centro no podemos dejar de ver las de San Millan y San Clemente en la Avenida Fernandez Ladrera (junto con el casco antiguo es la zona más frecuentada por turistas y segovianos) y la singular y hermosa iglesia de la Vera Cruz, a la orilla del Eresma y próxima al santuario de la Virgen de la Fuencisla, patrona de la ciudad.
Vuelvo sobre la iglesia de la Vera Cruz ya que me ha sorprendido mucho. Es un templo erigido por la Orden de Malta, de planta dodecagonal en cuyo interior hay otro edificio que ocupa todo el centro de la nave y que incluye en su planta superior un nuevo altar, como si hubieran construido una capilla en altura en el centro de la iglesia. Os invito a que la veáis en la wikipedia.
En cuanto a los restaurantes volvemos un poco frustrados. Todos los que parecen en las guías son caros, o muy caros como el Villena. Por aquello del cochinillo fuimos al Jose María (tfno 921461111, Cronista Lecea, junto a la Plaza Mayor, no en la plaza). El servicio muy atento, el local grande como corresponde a un asador, y por una ensalada de pimiento, queso y aguacate, una ensalada de lechuga y tomate , un cochinillo (un cuarto), copa de vino blanco, agua y arroz con leche 62 euros; tienen pan para celiacos. Las raciones sobradas. así que el domingo hemos ido a La Panera (Herrería 11) que no deja de ser un pequeño bar que sirve comidas, pero el servicio es igual de atento o más, los platos estaban buenos y un menú con unos judiones de la Granja, un entrecot (que podía haber sido un cochinillo) un postre y bebida son 20 euros; no tienen pan para celiacos pero controlan muy bien el tema. Es completamente distinto del Jose María, es otra cosa, pero siempre se puede elegir.

Hay Festival. Segovia 2009



Acabamos de llegar de pasar el fin de semana en Segovia, asistiendo a algunos de los más de 60 actos que ha programado de jueves a domingo el Hay Festival en Segovia. Este festival, que descubrimos leyendo Babelia, se celebra en distintas ciudades y países con diferentes patrocinadores. El de Segovia en concreto lo patrocina The Guardian pero el pasado Mayo hubo uno en Granada patrocinado por Mafre. Para ver el programa de Segovia y los enlaces a otros festivales clicar aquí.
Los actos principales son charlas con diferentes artistas y escritores, pero también hay talleres, exposiciones, música e incluso paseos por jardines con lectura de poemas.
En nuestro caso de viernes a domingo hemos escuchado presentar su libro “Lo que el día debe a la noche” a Yasmina Khadra, pseudónimo de un ex -oficial del ejercito argelino y que ha sido ya publicado en más de 30 países, entrevistado por Ignacio Cembrero. Hemos asistido a la proyección de “Gracias por el fuego”, del director argentino Sergio Renan, hemos oido a Luis Goitisolo hablar de “Cosas que pasan” y hemos paseado por los jardines del Romeral de San Marcos oyendo a Lope o a Octavio Paz. Luis Mateo Diez habló de “El animal piadoso” que habrá que leer, Javier Rioyo y Leonardo Padula hablaron del asesinato de Trosky y Zena al Khalil de cómo se vive en Beirut tal y como refleja en “Beirut, I love you”. El domingo por la mañana nos hemos despedido con Martin Amis, quien además de presentar “The second plane” nos ha encantado con su profunda interpretación de la vida y de la época que nos ha tocado vivir..
En resumen, un lujo que habrá que seguir, y asistir cuando se pueda.
En las fotos el cartel del Hay Festival y la sala –la iglesia de San Juan de los Caballeros, Fundación Zuloaga- donde al fondo a la derecha se ve a Amis.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Pekín día 6. Nos vamos a Chengde. La Villa Imperial de Verano. Los vagones de asientos duros.







Hoy nos vamos a Chengde, una ciudad a algo menos de 4 horas en tren, para visitar la Villa Imperial de Verano y los templos de los alrededores. Nos levantamos muy temprano y vamos en taxi a la estación. Nos habían recomendado que fuéramos al menos con una hora de tiempo, por las aglomeraciones. En la estación central de Pekín hay que pasar las bolsas por cintas de rayos equis y eso, si tenemos en cuenta que aunque fueran las 6 de la mañana ya estaba la estación llena, lleva su tiempo.
Sin problemas, y enseñando los billetes para que nos orientaran a los empleados o a los policías que íbamos encontrando, llegamos al tren. Un vagón relativamente moderno, con aire acondicionado, limpio y tranquilo, algunos chinos y una pareja extranjera.
El viaje fue todo lo cómodo que puede resultar un viaje en tren. El lavabo estaba limpio. De vez en cuando pasaba alguna azafata vendiendo snacks, o bebidas o fideos precocinados, ya que como hemos dicho no paran de consumirlos. En los vagones hay una zona donde proveerse de agua caliente para poder prepararse los dichosos fideos. Los asientos eran blandos, pero poco.
En el trayecto aprovechamos para ver de pasada alguna imagen de la China rural. Los pueblecitos mantienen su arquitectura tradicional, con casas idénticas a las de los hutong, de una sola altura. Pero también empiezan a verse otras construcciones que ponen en evidencia un nivel de desarrollo bajo, solo algo mejor que nuestros barrios chabolistas. Se ven fábricas, algunas nuevas y muchas viejas, y bloques de viviendas que recuerdan la España de los 60 o 70, donde las fábricas alojan a sus trabajadores, ya que están obligadas a proporcionarles casa.
Se ve mucha obra pública, carreteras, puentes, etc.
La llegada a Chengde fue, sin más, apoteósica. Salimos de la estación los mil chinos y los turistas extranjeros que habíamos viajado juntos y nos encontramos en una gran plaza a otros mil chinos ofreciéndonos de todo, principalmente excursiones al palacio de verano. Vendedores subidos a cualquier parte para destacar y gritando a voz en cuello, entre los que con mayor o menor dificultad íbamos pasando los viajeros. Es una de las imágenes que más nos ha quedado, todo un espectáculo en si mismo. Tomamos un taxi, todavía son más baratos que en Pekín, y nos fuimos a la Villa Imperial.
La Villa Imperial reproduce el esquema de parque, lago y pabellones, similar al Palacio de Verano de Pekín, por ejemplo. El recinto está rodeado por una muralla de 10 kilometros, lo que da una idea de su superficie. Palacios, salas, la pagoda Yongyousi, etc. Si hacemos estas descripciones tan sucintas de los monumentos no es porque no sean interesantes, sino porque están mejor descritos en cualquier guía o en la Wikipedia, y el objeto de este blog es más poder narrar sobre el contexto en el que se vive todo esto. Por ejemplo, la Villa Imperial de verano es un lugar tranquilo, ideal para pasar una mañana paseando y ojeando las construcciones que, eso si, son prácticamente idénticas de las vistas en Pekín para ojos no especializados. A pesar de la habitual presencia masiva de visitantes es suficientemente grande como para diluirnos en toda su superficie. Vale la pena reservar una hora para dar un paseo por el lago en una pequeña motora o en un pedalo, pasando bajo los puentes y junto a grandes manchas de enormes nenúfares. Las fotos que encabezan la entrada ya son nuestras.
Comer fue más difícil, ya que no encontrabamos en las proximidades ningún restaurante de nuestro gusto. Entramos en uno al azar y comimos lo que nos pusieron, que más o menos coincidía con lo que creíamos que habíamos pedido.
Después de comer me compré un helado, un polo correctamente envasado y de marca, para descubrir que había comprado un polo con habas de soja, muy habitual por lo que pudimos ir viendo en días sucesivos.
La tarde la dedicamos a ver los templos de los alrededores. Hay 8 templos, con varios de ellos abiertos. Los trayectos vale la pena hacerlos en taxi.
El templo Puning (templo de la Tranquilidad Universal) tiene elementos tibetanos y está atendido por lamas que hacen sus oraciones mientras los visitantes remoloneamos por alrededor y los fieles van haciendo sus ofrendas y sus oraciones. Lo más llamativo es la diosa Guanyin (de la Misericordia) en la sala Mahayana, ya que es una estatua de 5 tipos de madera, con 42 brazos y 22 metros de altura. Para poder apreciar sus facciones se sube a una primera galería, desde donde se aprecia mejor.
El templo Pule se construyó en atención a otras minorías (las minorías en china siempre están presentes, y supuestamente reciben atención especial) tiene un pabellón redondo y cerca del templo se puede coger un teleférico que te acerca a la roca del Palo, una curiosa roca vertical muy frecuentada.
Finalmente nos acercamos al templo Putuozongcheng, aunque ya era tarde, porque teníamos curiosidad por verlo ya que está construido a semejanza del palacio Potala de Lhasa aunque evidentemente más pequeño.
Para descansar entramos en un hotel, el Qiwanglou, que hay junto a la entrada de la Villa de Verano y en la misma muralla, y sentados en un jardincito tomamos alguna cosa sintiendo la puesta del sol.
Ya de noche -teníamos que hacer tiempo porque nuestro tren salía pasadas las 10 de la noche- fuimos paseando hacia la zona que nos pareció más céntrica, con edificios nuevos, altos y bien iluminados. Pasamos por una plaza donde dos grupos distintos de personas bailaban sus bailes propios acompañados por algunos instrumentos musicales, con melodías muy repetitivas y pasos simples. Acompañaban a los bailarines algunas figuras con zancos. Más adelante llegamos a una gran plaza, con una pantalla gigante donde proyectaban una película de artes marciales. En otra zona de la misma plaza un numeroso grupo de personas hacía aerobic dirigidos por varios monitores. Y en todas partes vendedores de comida y chinos en cuclillas comiendo fideos o noodels.
Entramos a un restaurante con buen aspecto, carta en ingles y camarera con más volunta que dominio del inglés, donde comí un pepino de mar, pensando encontrar algo parecido a las deliciosas espardenyas que se hacen en Cataluña, para encontrarme con un bicho hervido y francamente insípido. Antes de ir a la estación aún pudimos entrar en un café, lugar de copas o lo que fuera, con reservados, en el que tomé un banana split que me compenso de la aventura culinaria del pepino de mar.
En la estación las mil o dos mil personas que vamos a tomar el tren hacemos cola, más o menos ordenadamente, y media hora antes de la salida dan acceso al andén y al tren. Encontramos nuestro vagón, en asiento duro, donde íbamos a viajar durante unas horas con otros 118 chinos, sin aire acondicionado. Por supuesto nuestros asientos estaban ocupados, pero quienes los ocupaban se levantaron sin ningún problema al vernos blandir nuestros billetes. No se si ya he comentado que muchas personas no saben leer y se limitan a subir al tren y sentarse donde está libre; si alguien reclama el sitio se van a otro. Además también se venden billetes sin plaza, lo que aumenta la confusión. Si apoteósica había sido la llegada también lo fue el viaje de vuelta. El asiento era realmente duro, la gente en camiseta o sin, sentada o tumbada bajo los asientos para descansar mejor, unos raquíticos ventiladores en el techo apenas moviendo el aire, y –como no- gente comiendo. Nos recordaron nuestros trenes de los años 50, con todo el pasaje en compañía y dos extranjeros raros incordiando. Llegamos a casa las 5 de la mañana, contentos de la visita, pero cansados.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Pekín día 5. Wanfujing, el hutong y el templo Pudu, y alguna compra.













Como ya es lunes nos vamos al CITS a comprar los billetes para Chengdé y Xian. Nos atiende una adusta funcionaria, que por su actitud parece un poco harta de intentar entenderse con los turistas. Gracias a la fortuna nos pone en manos de una joven animosa y atenta, que nos ayuda a organizar horarios. Luego hay que subir a otro piso para comprar los billetes, pero ya es la hora de comer en China, y no podemos hacerlo. Volveremos a la tarde, buscaremos a nuestra guía y finalmente podremos comprar los billetes. Parece que no hay primera y segunda, o turista y preferente; supongo que al ser un país de ideología comunista no podían organizarse así. Pero hasta en los países comunistas hay clases (Pekín es un mostrador evidente) y aquí se llaman asiento o cama blanda y asiento o cama dura. A Chengdé en asiento blando a la ida y duro a la vuelta; a Xian en cama blanda a la ida y dura a la vuelta. Ya lo contaremos.
En esa hora de la comida aprovechamos para dar una vuelta por un hutong próximo, al que se puede acceder por ejemplo por la Pudusi Xixiang y que viene indicado en la guía. Desde Donghuamen Dajie se baja por Nanchizi Dajie (estamos al lado de la esquina sureste de la ciudad Prohibida) y la primera a la izquierda es Pudusi Xixiang. Lo vimos como un ejemplo de un hutong recuperado, limpio, con sus típicas puertas pintadas en rojo, que a veces dejan ver los patios interiores, pero sin apenas transeúntes. Parece un pequeño núcleo residencial en medio de la ciudad. En su interior está el templo Pudu, pequeño y coqueto, donde además de algunos visitantes algunos fieles hacen sus oraciones y ritos con varitas de incienso. De vuelta a Nanchizi Dajie volvemos por ella hacia Donghuamen. Nanchizi es una calle secundaria, que no tiene que ver con las grandes avenidas, donde puedes ver el día a día de Pekín, siempre tan activo.
Las fotos de esta entrada son del hutong y del templo Pudu de Internet, la foto pequeña es del mercado Yashou.
Y en la misma esquina con Donghuamen entramos a comer en un restaurante, con dos elegantes recepcionistas que nos dirigen a una mesa. Como está al lado de la Ciudad Prohibida hay carta en inglés. Pedí algún tipo de arroz de primero y pichón de segundo: Sacan el pichón entero, incluida la cabeza, ya que valoran mucho la cabeza de las aves, pero a nosotros nos causa cierta impresión. El servicio muy atento en todo momento y mis problemas con los palillos parecen ir menguando.
De vuelta al CITS finalmente nos hacemos con nuestros billetes. La misma persona que nos había atendido por la mañana lo hace por la tarde, con la misma amabilidad y atención. De paso le repreguntamos por un buen sitio para ver opera de Pekín, y nos aconseja sin dudarlo el Liyuan, que viene en todas las guías.
A la tarde volvimos a Sanlitun, porque como ya hemos dicho habíamos perdido la cámara y había que comprar otra. Estuvimos mirando en las tiendas del Village de precio europeo pero acabamos en el Centro Yashou, que puede que empezara siendo un mercado de ropa pero ahora vende todo lo que China es capaz de producir. Es un edificio de 5 plantas junto al Village, donde la mayoría de los establecimientos son pequeños cubículos donde animosas y animosos dependientes te llaman amigo y te dicen que eres muy guapo, lo que en mi caso pone en evidencia su doblez. Naturalmente las estrellas son la ropa, los relojes, las maletas, joyería y sastrería (un traje en dos días por 530 yuanes de “pura lana cashemire”, ya os diré el resultado). Allí compramos la cámara. En la entrada del día 15 comento mi opinión sobre las compras en Pekín, que ya adelanto que no es muy halagüeña.
Volvimos en taxi, pasadas las 10 de la noche, a Donghuamen Dajie porque leímos en la guía que hay un mercado nocturno, donde se ofrecen para consumir allí mismo una gran variedad de productos. Al llegar no vimos nada que nos pareciera un mercado, pero había una zona particularmente hedionda que estaban limpiando con mangueras. El mercado nocturno es en realidad un mercado vespertino, que otros días vimos abierto a partir de las 7 o las 8 de la tarde. Más que un mercado es un conjunto de puestecitos, limpios, con profusión de acero inoxidable, que a esas horas todavía no huelen apenas, en los que se preparan y se venden brochetas de todo tipo, dulces y saladas, mariscos, carnes, mazorcas de maíz, etc, y como todo muy concurrido por un público autóctono.
Ante el fracaso de la excursión culinaria bajamos Wangfujing Dajie abajo (aún había abiertas algunas tiendas) y cogimos un taxi, de los que esperaban tranquilamente, tras la obligada discusión con los que se ofrecían espontáneamente. La tarifa nocturna es algo más cara, pero el precio sigue siendo muy barato.