domingo, 18 de octubre de 2009

Pekín día 8. El Templo de los Lamas y el de Confucio. Se nos va la luz. Salimos para Xian.











El templo de los Lamas, Yonghegong, está en la Yonghegong Dajie, una de las avenidas conocidas por sus tiendas religiosas, sus calígrafos, libreros, etc. A cinco minutos andando está el Templo de Confucio, Kong Miao, en la deliciosa Guozijian Jie, en un tranquilo hutong.
El Templo de los Lamas, en el centro de la ciudad, es un lugar de culto muy activo, donde aparte de algunos turistas la gente va a rezar. Es un templo grande, con 3 arcos y 5 salas, con algunas imágenes grandiosas como un Buda en madera de sándalo de 18 metros o la de bronce de Tsong Khapa, el fundador de la secta de los gorros amarillos. Tranquilo y con detalles muy bonitos, con árboles centenarios en sus patios, destaca por la gran afluencia de fieles. No permiten hacer fotos, más o menos, pero la entrada incluye un pequeño cd con un video del templo.
Muy cerca está el Templo de Confucio, un enclave de tranquilidad. Pasear por sus pabellones y entre los cipreses, contemplar la estatua de Kongzi (Confucio) o las estelas de los patios es una bonita experiencia. En este templo tuvieron lugar algunos episodios de la brutal represión de la Revolución Cultural. (La pequeña novel “Adios a mi concubina” puede ayudar a entender lo que fue al opera de Pekín y la Revolución Cultural).
Y a la salida del templo un corto paseo por Guozijian Jie, o entrar en la Confucian Tea House, la casa de té que hay enfrente del templo, donde ser atendido por su personal, expertos (mejor dicho expertas, son mujeres) que nos guiaran por una completa ceremonia del té. Una ventaja adicional, los lavabos están perfectos. Tienen web, http://www.eatea.com.cn/ pero solo está en mandarín.
Después de esta relajante mañana volvimos a comer a casa y a la tarde pasamos uno de los episodios más curiosos. Ya nos había advertido el propietario de la casa donde estábamos que la corriente eléctrica va con prepago. Con una tarjeta azul se va a un cajero de una red bancaria que está por todas partes y allí prepagas una cantidad de electricidad. El problema es que, entre que previo a nosotros hubo otro visitante y que el aire acondicionado era muy necesario, nos comimos todo lo prepagado y, sin previo aviso, nos quedamos a media tarde sin corriente eléctrica. No encontramos la tarjeta y Xiao Duan, la persona que venía a dar de comer a la tortuga y el pez de la casa, no vendría hasta el día siguiente. Así que tuvimos que preparar la mochila para el viaje a Xian y al anochecer dejar la casa. Cuando volvimos ya la corriente se había restablecido.
Temprano a la estación, el ritual del arco detector de metales y la espera en la enorme y atestada sala de espera, y a nuestro departamento de literas blandas. Era un autentico departamento de coche-cama, con dos literas (duras aunque les llamen blandas), mesita, sillon y lavabo propio. Lectura y a dormir.




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