martes, 3 de noviembre de 2009

Pekín día 9. Xian. La hospitalidad china
















Llegamos a Xian a las 9.30. Otra estación atestada y con mil ofertas para ir a visitar los guerreros. Como ya nos las sabemos, salimos y después de tomar un café en un Mc Donals donde la gente toma sus fideos, y de conseguir un plano en pinyin en una agencia de viajes, un taxi nos lleva hasta la excavaciones (están a 50 kilometros, nos cuesta 74 yuanes mas los peajes de ida y vuelta, total 95 yuanes, 9 euros).
La visita está muy bien montada. Tras el aparcamiento están las taquillas. Una vez pasado el acceso se camina por una calle de puestos de recuerdos turísticos y de comidas, y se llega a los 3 edificios que protegen las excavaciones. Somos algunos visitantes extranjeros (expatriados en su lenguaje) y sigue habiendo muchísimos visitantes chinos.
La visita a los guerreros es muy interesante. El edificio que mostramos en las fotografías, la zona 1, es desde luego espectacular. Los otros dos edificios tienen menos importancia arqueológica pero lo compensan con tiendas, fotografías o figuras que explican la importancia de lo hallado. Cualquier prohibición de hacer fotos es puramente anecdótica. Supongo que se refiera a hacer un reportaje profesional porque a los demás nos dejan, con o sin flash. No nos extendemos en los aspectos turísticos, os remitimos a los enlaces de la entrada “Pekín día 1”
A la salida volvimos a Xian en el 306, autobús Estación de Xain-Guerreros, 16 yuanes por los dos. Bajamos antes del final porque hay un mercado de zapatos mutitudinario, con cientos de puestos donde además de vender a particulares deben de proveerse de mercancía los zapateros de media China. Caminamos entre la gente hasta llegar a la muralla, algunas personas hacen ejercicio (siempre, en todos los parques, alguien hace ejercicios).
Comida en un restaurante de “Caldero Caliente”, una cadena que tiene web, http://www.haidilaohuoguo.com/. Eliges un caldo, eliges lo que vas a echar al caldo y comerte una vez hervido, eliges las salsas y te traen un enorme barreño de caldo hirviendo, que se mantiene hirviendo con un hornillo en la mesa, donde introduces lo que vas a comer, lo recuperas y lo aliñas con tus salsas. Como si no vas avisado no entiendes nada, un camarero pasó toda la comida con nosotros enseñándonos y haciendo, la amabilidad es extrema.
Xian es una ciudad con sus encantos propios, además de los guerreros, así que tras la comida dimosun paseo bajo una fina lluvia hasta las torres de la campana y el tambor. No llegamos a la Gran Mezquita por falta de tiempo, así que tomamos un motocarrotaxi pequeño y decrépito que nos llevó infringiendo todas las normas de trafico y de prudencia que existe, y alguna mas, hasta la estación. Fue emocionante, con cruces de lado a lado de las grandes avenidas, pasos por delante de quienes venían en sentido contrario,…40 yuanes por el trayecto (en taxi menos de 20, pero no se veían) y las emociones incluidas en el precio.
A la vuelta, en cabina con 4 literas, entablamos algo parecido a una conversación con las dos mujeres que venían. Eran funcionarias de Educhina, una organización que parece dedicarse a apoyo a la educación. Sin más, nos regalan una marioneta de sombras muy bien preparada, fueron a buscan dos estudiantes con algún conocimiento de inglés que iban con ellas y estuvimos dos horas hablando. (las ceremonias inaugurales de los juegos olímpicos de Barcelona y Pekín son un buen tema de conversación). Cuando les informamos de que teníamos cierto interés en visitar el “hombre de Pekín” rápidamente insistieron en montar un viaje con un traductor para llevarnos a verlo, pero como no les aseguramos que fuéramos a hacer esa excursión insistieron en, al menos, llevarnos a casa en su coche desde la estación. Finalmente nos fuimos todos a dormir. Dormimos bien, pero las literas son duras.Y al llegar a Pekín un Buik enorme y recién salido de fábrica, con detalles de madera de brezo en el salpicadero, asientos de cuero y cualquier otro detalle que pudiera pedírsele, nos estaba esperando y nos llevó por fin a casa.

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