martes, 10 de noviembre de 2009

Pekín día 15. De compras. Algunas estrategias. La honradez de los taxistas.


Hoy por la mañana han marchado nuestros amigos, que van a pasar unos días en Sanghai.
Y nosotros como ya hemos hecho mucha visita hemos dejado este día para las compras, incluyendo maletas nuevas, unos cuantos relojes y mil cosas más.
Fuimos a Sanlitun, porque además teníamos que recoger los trajes, y ya compramos todo.
No somos ningunos expertos pero una buena técnica es ir en pareja. Se ofrece por ejemplo una sexta parte, o una octava. Uno de los dos (yo en nuestro caso) se hace el despistado, mira otras cosas, tontea y de vez en cuando se acerca, pregunta como va y cuando se lo dicen expresa, educadamente, su hilaridad por lo desmesurado del precio. El siguiente paso es irse, y esperar a que “¡amigo, amigo!” te llamen para ajustarlo. Y dos cosas:
- No estamos abusando de ellos, ganan dinero con la venta. Otra cosa son las condiciones de los vendedores, por eso se les debe tratar con total respeto y simpatía. Pasan allí todo el día, 12 horas, y cuando les hablamos de vacaciones se rieron, no tienen.
- En la vorágine de la negociación, con la calculadora echando humo, debemos tener siempre presente el cambio en euros y su valor en España, porque a veces pagas lo mismo que pagarías aquí.
Finalmente que nadie espere buenos productos. Quizás la ropa sea aceptable, aunque aquí tenemos cadenas que tiene ropa más segura a precio solo algo más caro, y allí lo barato no es precisamente lo que está a la última moda, aunque la gente iba loca buscando las camisetas más “in”. Los relojes pueden ser un ejemplo; cuando se abre la tapa se ve una maquinaria de reloj de mercadillo, aunque la apariencia sea tan espectacular casi como en los originales. Incluso en un frasco de perfume que compramos en las tiendas del aeropuerto, precio europeo, se estropeó al segundo día el pulsador. Seguro que hay personas que han comprado maravillas, pero no es lo habitual. Hay que ir a comprar para divertirse, comprar algún recuerdo, si se quiere algo de ropa, y sobretodo por ver el espectáculo.
Cargamos todas las compras en las maletas que compramos y volvimos a casa en taxi. Cuando llegamos pagamos la carrera y nos fuimos hacia casa, y 10 minutos más tarde nos dimos cuenta de que habíamos dejado las maletas en el taxi. Volvimos corriendo donde nos había dejado y el taxi, que estaba detenido a unos metros, se acercó y el taxista nos entregó las maletas. Malas lenguas dicen que es porque el robo está castigado con penas muy fuertes. Yo prefiero creer que son honrados.
Tarde de preparar maletas, comprobar los pesos, y a dormir.

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