domingo, 4 de octubre de 2009

Pekin dia 7 Templo Dongyue y parque Ritan en la zona de Chaoyang. Embajadas, bagueterie y compras.















El séptimo día ha sido tranquilo. Ya estamos adaptados a la ciudad y conocemos sus líneas generales, y ya tenemos nuestra experiencia ferroviaria. Así que decidimos hacer alguna visita cómoda e ir de compras al Mercado de la Seda
Así que por la mañana nos acercamos a ver el templo Donyue, en pleno centro de la ciudad. El templo está cortado en dos por la Chaoyangmenwai Dajie, que deja en un lado el arco ceremonial de acceso y todo el resto del templo en el sur. El arco ceremonial, aislado en medio de una avenida, nos recordó la puerta del Carmen de Zaragoza. Es un santuario taoista, cuya originalidad estriba en la multitud de pequeñas capillas dedicadas a la Vida y la Muerte, al Juicio Final, a las 15 Formas de Muerte Violenta, a los Enfermos Graves, etc. Cada una de ellas con estatuas alusivas cubriendo las paredes y que a mi, con perdón, me recuerdan los ninots de Valencia aunque sean totalmente realistas.
Cumplida la visita, desde el templo nos dirigimos hacia el sur, para atravesar el parque Ritan y llegar al mercado.
El parque, como todos los parques que hemos visto en Pekín, es más o menos grande, muy bonito y muy bien cuidado. Desde la mañana están ocupados por personas que hacen sus ejercicios, descansan, leen o, en este caso, vuelan cometas. El parque Ritan tiene en su interior una amplia plaza con un altar cuadrado, en la que los adultos vuelan sus cometes, algunas de ellas artesanas y terriblemente simples aunque, eso si, con unos sistemas para largar y recoger el hilo que denotan la gran afición de los chinos por esta actividad.. Los lagos interiores, los nenúfares, los pequeños templetes y sobretodo la tranquilidad, envueltos en la agitación febril de Pekín que no llega a ellos.
A través del parque llegamos a la zona de las embajadas en Sanlitun, con calles tranquilas y arboladas, discretamente vigilada por uniformados muy jóvenes, que nos parecen soldados y no policías. Nos ha llamado la atención dos cosas sobre los soldados (o los policías, no logramos distinguir): los que se ven son muy jóvenes y no se les tiene ningún respeto especial. Eso nos hace pensar que sean soldados de reemplazo.
Y antes de entrar en el Mercado de la Seda almuerzo en una Paris Baguette, que está en Pekín pero podría estar en Paris o en Madrid. Posiblemente la de Pekín sería la más limpia. Y los precios como de París o de Madrid.
El Mercado de la Seda Xiushui es el otro gran centro de compra que hemos conocido. Tan rico en oferta como el de Yashou pero con cubículos más amplios y autenticas tiendas. Hay buenas sastrerías donde hoy te toman mediadas para un traje, mañana te lo prueban y pasado te lo llevas hecho por 50 euros. El último piso es muy peculiar. Sus pasillos y las grandes tiendas que lo ocupan están muy tranquilos, casi solitarios, y eso lo hace muy atractivo para los que no gustamos del barullo. Sin embargo la tranquilidad es solo aparente. En cuanto te captan te invitan a entrar en sus pequeños almacenes donde el regateo, y la calidad de lo que se compra, es ya solo algo menor que en los de los pisos inferiores, aunque tu te sientas tratado como un cliente especial. Maletas y bolsas, artesanía, joyas y relojes copan esta última planta. De las compras hablaremos en la última entrada.
Ya en la tarde noche dimos uno paseo por los alrededores de nuestra casa y aprovechamos para comprar el dvd de la película Diario de Motocicleta, sobre la juventud del Ché, que desafortunadamente no pudimos ver hasta el final porquela grabación estaba cortada.

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