sábado, 5 de septiembre de 2009

Pekin. Día 1. La llegada y el contexto.




Si has decidido visitar Pekín, o Beijing en el idioma pinyín (trascripción fonética del chino mandarín a la grafía occidental, o sea, escribirlo en nuestros caracteres tal y como suena), enhorabuena. Vas a conocer otra cultura, aunque no tan diferente como puedas pensar en principio. Esta entrada solo tiene como objeto hablar de cuatro generalidades que puedan facilitarte el viaje.
Recuerda el visado. En Madrid o Barcelona lo puedes solicitar directamente o a través de un amigo. También puedes hacerlo a través de la agencia donde compres los billetes. Llévate la dirección y datos de contacto del consulado de España en Pekín. Puede ser necesario en caso de pérdidas o robos de documentación, aunque China es una país muy seguro, y eso incluye a Pekín.
El tiempo. Si puedes elegirlo mírate atentamente estas pagina. http://wwis.aemet.es/001/c00237.htm muestra el tiempo en Pekín los próximos 3 días y las medias de temperaturas y pluviométrica de cada mes. Veréis que Julio y Agosto son los meses mas cálidos y los mas lluviosos. Eso hace que muchos días el ambiente este neblinoso y bochornoso por la humedad. Sin embargo si las circunstancias mandan cualquier mes es bueno.
Divisas. La moneda oficial es el yuan, que en agosto de 2009 se cambiaba a 950 yuanes por cada 100 euros; redondeando, a 10 yuanes por euro. A veces al yuan lo llaman remimbi, pero es una diferencia sin efectos prácticos, por eso a veces viene escrito como rmb. Conviene cambiar los euros por yuanes en las oficinas del Bank of China, que están por todas partes. Se puede cambiar en el aeropuerto pero la comisión y el tipo de cambio son peores. Un cálculo prudente son 1000-1500 yuanes por pareja y día, más compras. Está prohibido sacar yuanes de China, o sea que hay que gastárselos o volver a cambiarlos por euros. Como cambiar es muy fácil quizás valga la pena ir cambiando conforme se vaya a necesitar.
Los taxis en Pekín son muy baratos, y un recorrido de 45 minutos puede costar 60 yuanes. Además hay muchísimos (más de 63.000) y por eso son muy utilizados. Todos los taxis que hemos parado directamente nosotros o hemos cogido en una parada se han comportado muy correctamente, incluso cobrando menos si han equivocado algo el trayecto. Sin embargo nos hemos bajado de casi todos los que se han ofrecido y están a la espera en estaciones, zonas de ocio, etc. así que la regla es fácil, rechazar los oportunistas y coger los que esperan a ser solicitados. Recordar que en China no hay propinas. El problema con los taxistas es que entiendan donde quieres ir. Desde luego tan importante como el pasaporte con su visado es la hoja donde llevar escrita la dirección del lugar de hospedaje y de los lugares a los que se quiere ir en mandarín. Si llevas un plano bilingüe, pinyín-mandarín, lo entenderás tú y el taxista. Si esta en pinyín solo lo entenderás tu y si esta en mandarín solo lo entenderá el taxista, aunque tienen serias dificultades.
El metro es una opción muy válida. Vale dos yuanes el ticket y la red es buena, con algunas líneas, como la 10, con instalaciones y trenes que pueden ser la envidia de cualquier ciudad. El problema son las horas de aglomeración, sobretodo en trenes sin aire acondicionado. Por eso la opción del taxi es la más cómoda, aunque también tienen atascos. Hay que tener presente, en el metro y en cualquier cola, que los chinos consideran natural colarse y lo hacen en cuanto pueden. También se cuelan si van en coche o en bicicleta y se pitan continuamente, pero sin ninguna acritud: pitas, el otro te oye y cada uno sigue a lo suyo. A veces es preferible mirar los edificios o la guía o las compras mientras vas en taxi, porque la circulación tendrá una lógica interna pero para nosotros es difícil de entender y puedes ir con el corazón en un puño.
Y a propósito de la forma de ser, no es cierto que en Pekín la gente escupa, apenas se ve eso. Lo que si se oyen son unos carraspeos estentóreos, que a los europeos nos producen cierta repulsión, pero luego no lo escupen. Si es cierto, los chinos son amabilísimos; algunas muestras sobre ello contaremos en el viaje a Xian.
Nuestra llegada fue fácil. Pasamos los controles de aduana y de gripe A (varios pero rápidos) y fuera nos esperaba Xiao Duan, quien nos llevo en un taxi hasta la casa. Hicimos una siesta (en Pekín son 6 horas más que en España, pero uno se acomoda con gran facilidad) y recorrimos los alrededores para ir haciéndonos una idea. Pekín es una ciudad de más de 16 millones de habitantes, capital de un país de 1.400.000.000 habitantes. Es decir, que chinos hay muchos y uno de cada 100 esta en Pekín. La primera impresión es de que te has equivocado, si lo que esperas es una ciudad tradicional antigua, con la pátina uniformizadora de un régimen comunista, porque lo que encuentras es una ciudad de rascacielos, de grandes edificios, algunos de arquitecturas muy avanzadas, muchos de ellos edificados en los últimos años, junto a aglomeraciones de bloques más antiguos, y entre todo ello zonas deprimidas, como en cualquier gran ciudad. Los extremos son los vistosos edificios de autor y los Hutongs. El cruce de Wangfunjing Dajie con Donganmen Dajie, podría estar en Nueva York o en Hong Kong, con sus tiendas de las marcas mas lujosas. Los hutongs son las zonas tradicionales, lo que uno tiene en su imaginario de China. Son barrios de casas de una sola altura y si están céntricos están siendo rehabilitados de manera similar a los barrios viejos de nuestras ciudades, pero si están en la periferia son la otra cara de la vida en la ciudad.
Al noveno día, paseando por Quianmen, entendí mi extrañeza de esta ciudad. Parece todo una atracción turística, con sus hoteles, sus tiendas en la calle, sus masajistas, pero apenas hay turistas. Todo eso no es un decorado para turistas, es la vida de los chinos, que se dan masajes, comen en la calle, se cortan el pelo, compran libros, construyen, se compran sellos para firmar lo que escriben, etc.
Finalmente a propósito de las guías. Nosotros hemos llevado la Lonely Planet y, aunque esta bien, tiene datos y localizaciones a veces poco exactas. Todos los lugares a visitar, restaurantes, zonas de ocio o de compras, etc vienen también en mandarín, lo que es imprescindible.
Una alternativa podría ser la de El País pero no la conozco.
El Instituto Cervantes de Pekín tiene su propia guía, que en mi opinión estaba muy bien aunque no tiene mapas. Se puede descargar desde http://www.cervantes.org.cn/guias/guia_pekin_2008.pdf
También hay información, en http://www.viajeselcorteingles.es/ en su apartado de guías.
Es buenísimo el blog http://guias-viajar.com/china/category/pekin-beijing/ que nos ha servido de guía en muchas ocasiones.

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