Santa María del Sar es uno de los monumentos que aparecen en todas las guías de Santiago, pero cae a desmano, fuera del núcleo principal de Santiago. Eso obliga a ir en taxi o en coche propio, como hicimos nosotros. Bien, no lo hagáis, coger un taxi.
Porque desde luego vale la pena visitarla, y eso que solo pudimos ver la iglesia y no visitar el claustro y todo lo demás.
Por fuera llama la atención su robustez, con unos arbotantes extraordinariamente robustos para el tamaño de la iglesia. Ya en el interior, además de que vale la pena por su belleza, uno se queda enganchado a la inclinación de sus columnas y paredes, que caen hacia ambos lados y dan lugar a todo tipo de conjeturas sobre su origen.
Sobre el conjunto en si, mejor que visitéis su propia web
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