Antes del 10 de Junio hay que darse una vuelta por Bilbao. Ese día, en la sala 32 del Museo de Bellas Artes, cierra sus puertas la exposición sobre "La maleta mexicana", una colección de material fotográfico de extraordinario valor histórico. Copio la entrada que hace el propio museo:
En 1995 aparecieron en Ciudad de México tres cajas con 165 carretes que incluían cerca de 4.500 instantáneas de excepcional valor documental tomadas por Robert Capa (Budapest, 1913–Tyhai Binh, Indochina, 1954), David Seymour “Chim” (Varsovia, 1911–Suez, 1956) y Gerda Taro (Stuttgart, 1910–Brunete, Madrid, 1937) durante la Guerra Civil española. Son conocidas como “la maleta mexicana” y, desde 1939, se habían dado por perdidas. En 2007 los negativos llegaron al ICP de Nueva York que, tras estudiarlos exhaustivamente, ha organizado esta exposición itinerante que da a conocer por vez primera el más importante conjunto de negativos recuperados del siglo XX.

Y por poco tiempo que quede siempre se puede acercar uno al Guggen y ver la exposición de Hockney, un canto a la luz. Estará hasta el 30 de septiembre, así que siempre puede quedar para otro fin de semana. Copio también la entrada del propio museo:
David Hockney: una visión más amplia presenta un conjunto de obras recientes realizadas por el destacado artista británico e inspiradas en el paisaje del este de Yorkshire. Aproximadamente doscientos cuadros, la mayoría de ellos de formato ambicioso y realizados en los últimos seis años, se expondrán junto con una cuidada selección de piezas de entre 1956 y 2000, que evidencian la continua exploración y fascinación de Hockney por el paisaje.
En las nueve pinturas de El bosque de Woldgate, las cuatro grandes pinturas Tres árboles cerca de Thixendale, cada una de ellas compuesta, a su vez, por ocho paneles, o en las series tituladas Tala de invierno y El espino en flor, Hockney celebra el paisaje de Yorkshire, un escenario familiar en su juventud y que retoma en 1997 para presentar una inagotable exploración de las escenas a través de las estaciones. La libertad de pintar al aire libre y el uso de la técnica del óleo resultan tangibles en este trabajo, aunque sigue siendo evidente que Hockney continúa usando la cámara como medio y como herramienta, por lo que la muestra también incluirá nuevas películas realizadas con 9 y 18 cámaras digitales. Las obras de la exposición revelarán la deuda de Hockney con el pasado, que el artista conoce en profundidad e investiga, así como su fascinación insaciable por las nuevas tecnologías y técnicas visuales.
Y ya puestos, a comer en el bistrot del Guggenheim o, si se prefiere pasta, en el De Angelo