martes, 19 de enero de 2010

Marrakech 3. De tumbas, palacios y jardines.
















La Medina es la ciudad antigua, y está rodeada por una muralla muy cuidada, con el característico color rojizo de muchas construcciones. Todos los destinos turísticos menos La Menara están dentro de la Medina, empezando por la Koutoubia y la plaza Jemaa el Fna.
Vale la pena visitar las tumbas saadies, lugar de enterramiento de Ahmed el Manssur y sus sucesores de la dinastía saadí. Es un recinto pequeño, con 3 salas con artesonados muy conservados, con un buen número de tumbas y el que la joya es la sala donde está enterrado el Manssur, en muy buen estado y realmente bonita. El problema es que se entra en fila, solo la pueden ver dos personas a la vez, y se hacen colas. Para ir a las tumbas se puede entrar por la puerta Bab Agnaoum de granito azul, justo enfrente de la residencia real (no confundir con el palacio real).
Desde allí se puede ir a visitar el palacio El Badi o Badia, sin desanimarse porque las guías digan que está en ruinas. Realmente está muy deteriorado pero tiene cosas muy interesantes. El palacio se organiza alrededor de un enorme patio central, con un estanque que solo se llena con ocasión de un festival de arte popular que se celebra anualmente. Aunque dicen que está inspirado en La Alambra no le encontramos semejanza. Son espectaculares los cubos de adobe y ladrillo que dominan el patio. Curiosas las habitaciones de los huéspedes e inquietantes las habitaciones subterráneas del anexo al palacio, que se recorren (allí se rodaron algunas escenas de Indiana Jones). En una sala se guarda el antiguo Mimbar de la Koutoubia. El mimbar de las mezquitas es una especie de escalera-púlpito desde el que el imán se dirige a los fieles. Este fue construido en Córdoba en 1173, se retiró de la mezquita en 1962 para restaurarlo y ya no ha vuelto. Cuentan que disponía de un mecanismo muy silencioso, que lo hacía aparecer ante los fieles, de manera tan sorprendente que algunos veían en ello un milagro. Realmente es un trabajo delicadísimo que vale la pena visitar. Atención, para visitarlo hay que comprar en la entrada el ticket que da acceso al palacio y a esta sala, porque si compras el sencillo para el palacio no podrás acceder a la sala.
De allí a tomar algo a la “Place des Ferblentiers” mientra oimos el repiqueteo de los martillos de los hojalateros que trabajan en ella y el paloteo de las decenas de cigueñas que anidan en los muros del palacio Badí.
Y desde allí al palacio Bahia, de mediados del XIX, con dos patios relajantes y algunas salas en las que destacan las pinturas de los techos y de las puertas y ventanas, un festival de colores para tentar a los fotógrafos amateurs. Cuando estuvimos había una muestra de artistas marroquíes.
Fuera de la Medina, como a dos kilómetros y medio o tres desde la Koutoubia, todo recto por la Avda de La Menara y dejando a la derecha el barrio de los hoteles, se llega a los jardines de La Menara. El interés de estos jardines radica fundamentalmente en el estanque y el pabellón, que son la foto emblemática de Marrakech (de hecho, yo creía que ese estanque estaba en el interior del famoso hotel La Mamunia), ya que el resto es un sencillo olivar como se puede ver en la foto de Googlemap. Vale la pena darse un paseo. Por cierto, si se coge el bus turístico (130 dirhan por persona por 24 horas) tiene parada en los jardines.

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