martes, 4 de mayo de 2010

La plaza de Santa Ana, en Madrid


Hoy voy a referirme a un lugar donde, si estoy en Madrid, siempre pasaré en algún momento: la plaza de Santa Ana.
Mi última visita ha sido el 26 de Abril, a medio día. He comido en el Midnight Rose, al que ya he dedicado una entrada, pero también podía haber comido en el Ginger, en la vecina placita del Angel
Y después, con uno de los primeros días de calor del año, café en una de las terrazas de la plaza. No puedo recomendar ninguna en particular; en todas el servicio es displicente, con esa sensación de que te hacen un favor y están mal pagados, pero desde mi mesa pude ver en un ratito:
- Un tipo gordo y fondón que ejecutaba una serie de pasos que supuestamente pretendían imitar a Michael Jackson. Sin música, iba de terraza en terraza, ejecutaba sus movimientos gimnásticos y sus piruetas y rápidamente pasaba por las mesas.
- Todo un grupo flamenco: el abuelo y el joven con sendas guitarras y sillas de enea, y la joven con su vestido de faralaes haciendo su baile y sus zapateados dirigidos a los turistas.
- Al menos media docena de masajistas chinos, ofreciendo sus servicios a los transeúntes. Masajes de cuello y espalda y el famoso masaje de los pies. Sus objetivos favoritos: los turistas de mediana edad, cansados de su visita.
- Decenas de turistas comiendo enormes platos de fritos, y docenas de nacionales que toman café, o cerveza, o comen grandes platos de fritos.
- Algunos pordioseros, pocos ciertamente.
Y en un lado, mirando al María Guerrero y dando la espalda al hotel, Don Pedro Calderón de la Barca. Y en el otro lado, cerquita del teatro y dando la espalda a la plaza, Don Federico Garcia Lorca.
Además, a las noches, en la vecina plaza del Angel, el Café Central, y su oferta del mejor jazz, del que algún día haremos una entrada.

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