Dentro de su programación, en el ciclo PAM`12, hemos asistido en el Civivox Condestable a un pequeño concierto con un instrumento japones que hemos oido cientos de veces pero apenas conocemos, el koto.
El koto es un instrumento de cuerda (13, 17, 21, 25 o 27 cuerdas) que teneis perfectamente descrito en este artículo de la wiki (y así me libro de tener que daros una explicación farragosa y que seguro que sería menos comprensible). El conjunto del armazón, junto con los puentes para elevar las cuerdas y las mismas cuerdas, me recordaban una procesión de monjes recorriendo la montaña bajo la niebla, lo que demuestra claramente que el influjo del ambiente te puede volver un poquito cursi, aunque si os fijais me dareis la razón un poquito.
La interprete fue Naoko Kikuchi, una interprete conocida internacionalmente en este ámbito, que nos mostró tres piezas totalmente distintas. En la primera tocó y cantó una pieza tradicional, impresionante por la proximidad de la música y el canto. En la segunda interpretó una obra moderna, de su maestro Tadao Hawai, muy agradable de oir y en la que había que estar muy atento para notar influencias orientales. Y finalmente interpretó una obra de quien la presentaba, Juan José Eslava, un gijones que ha estudiado a fondo este instrumento y que mostró muchas de sus posibilidades en una obra difícil, más un estudio de posibilidades que otra cosa, como confirmó el propio autor.